Tipos de clientes en la jungla hostelera y otras hierbas

Si eres hostelero tienes que leer esto, de lo contrario si no lo eres, atente a las consecuencias bajo tu responsabilidad, este post puede herir a personas sensibles, lo he dicho, luego no digan que no lo advertí. Con mi estatus de retirado de la hostelería luego de arduos largos años al pie del cañón y de haberlo visto casi todo, creo me he ganado la licencia de ser políticamente incorrecto para identificar los tipos de clientes...

Si eres hostelero tienes que leer esto, de lo contrario si no lo eres, atente a las consecuencias bajo tu responsabilidad, este post puede herir a personas sensibles, lo he dicho, luego no digan que no lo advertí. Con mi estatus de retirado de la hostelería luego de arduos largos años al pie del cañón y de haberlo visto casi todo, creo me he ganado la licencia de ser políticamente incorrecto para identificar los tipos de clientes, siempre desde lo más profundo de mi cariño y sin ánimo de faltar a nadie, pero es cierto que parece ser que los hosteleros en actividad son incapaces, a veces por razones obvias, de no ser del todo sinceros y expresar abiertamente lo que piensan de ciertos tipos de clientes, me tomo esta libertad por el simple hecho de haber aguantado tantos años a dichas fieras sin salir de mis cabales ni una sola vez, a continuación verás una pequeña muestra de lo que los hosteleros pueden encontrarse y créeme, casi a diario en su jungla, conocida también como casa de comidas, así que, hoy vamos a sobarnos las manos y a descargar un poco de esa incapacidad de ser sinceros, porque amigos, el cliente NO siempre tiene la razón.  Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.

Lorem ne prope photographaret

Y solo por si no entiendes mi pseudo latín de barrio, se refiere al cliente que no puede dejar de fotografiarlo todo y cuando digo todo no solo me refiero a la comida, sino a absolutamente todo, ya ni que decir de la comida, Pero esta gente no sabe que interrumpe el servicio? Al parecer no, los camareros no puede servir tranquilamente los platos a cada comensal ya que tienen que pasar por la “pasarela” de dicho  espécimen para que pueda retratar al detalle toda la comida.  Estos sí que son para darles de comerte aparte, en un estudio fotográfico por ejemplo.

Eruditus soberbius apestum

Aaah! Deliciosa raza, muy “adorada” por el hostelero, esa que sin conocimiento alguno de la situación pretende saber más que el creador de los platos acerca de ellos, con una soberbia inigualable y una mirada por encima de tu hombro al infinito, como si estuvieras frente a él, con la nariz levantada como si todo le apestase, no niego mi predilección  para con estas “bestias” recuerdo como si fuese ayer, un susodicho me exclamaba su satisfacción por el wasabi que acompañaba su atún, a lo que repliqué, perdone señor, ese plato no lleva wasabi, pero su plato no lleva wasabi, cómo que no? Contesta, si me lo acabo de comer, a mi me encanta el wasabi, por un segundo llegue a creer que era cierta su afirmación debido a lo tajante y certero para hablar, pero una vez más le repetí, señor, me va a disculpar pero en su plato no hay wasabi, es más, le aseguro que en el restaurante no hay wasabi, espere que le digo más, en los años que tenemos abierto el restaurante ante NUNCA hemos comprado wasabi, ahora bien, si se refiere a la crema de aguacate y cítricos que lleva el plato y que yo mismo acababa de terminar de hacer 20 minutos atrás, déjeme de decirle que NO lleva wasabi, increíblemente me replica, ah! Es que me sabe a wasabi, pero por el amor de Dios, que venga alguien y le diga a este hombre que el sabor de mi crema de aguacate y el wasabi se parecen lo que un político a un ser honrado, menos mal que conocía perfectamente y le encantaba el wasabi, no quiero no saber a que le saben alimentos que haya probado poco.

 Bichus parentis irresponsabilis

Sí, es momento de hablar de tan temido tipo de cliente, aquel que con laxitud, deja anchar a sus campas, digo, campar a sus anchas a sus vástagos en grupo, formando huestes con una capacidad destructiva inimaginables, es que me pone de los nervios imaginar una vez más como dichas criaturas saltan, corren, gritan y destrozan el local y claro, sin la correspondiente reprimenda parental, criaturas que espantarían al mismo octavo pasajero, aquellos que intimidarían al mismo Leónidas y su ejército de valientes guerrero, esos que parecen haber sido entrenados por los escuadrones de la muerte del Isis, capaces de dejar tu “casa” como si hubiese sido víctima del más cruel tsunami, para colmo de males, el antecesor le amenaza con que yo!, sí yo (no se que hice para que me metan es esto) iba a molestarme y reprimir a su descendencia, vendí mi loro para no cargarlo decía mi abuela, es decir, decidí no tener hijos para no tener que aguantarlos, como para aguantar a los de otros estoy, pero si es que lo que voy a hacer es darte a ti para que aprendas a educar a tu hijo, al fin y al cabo, ellos son solo críos, No?

Singula quin adventum

Creo que este nombre es más fácil de entender y se refiere al desgracia… Perdón, es aquella especie que no sabe el daño que causa al hostelero por simple hecho de no dignarse a avisar que llega tarde o simplemente no aparece a su reserva, he visto muchos libros de reserva en mi vida y en varios de estos he podido apreciar las letras NVHP al final del nombre, ya pueden imaginarse lo que eso significa no? No Vino el… Además de entrar gratis e ipso facto en la lista negra del restaurante. Si eres cliente y estás leyendo esto podrás entender la impotencia y por ende el malestar del anfitrión, así que NO lo vuelvas a hacer, el gremio te lo agradecerá.

 Clientis jetus máximus

De solo recordarlo un sudor frío recorre mi espalda, como puedes imaginarte, esta clase de política ente puede sacar de sus casillas al más calmado y paciente de los hosteleros, podría llegar a sacar de quicio al mismísimo Yoda pidiendo y dejando caer que por su gran jeta que tienes la obligación tácita de invitarle, regalarle o dejarle de cobrar algo que ha consumido, exclamando aún que en otras casas lo hacen, que porque se lo merecen o porque son los más guapos del barrio, eso sino piden que se les invites todo, pero esto no acaba aquí, cualquier persona con un criterio comercial mínimo diría… invitarles algo por todo lo que han consumido no es mal negocio, para recibir hay que dar, invierte con invitaciones, en fin lo que quieras, pero es que para colmo, una ensalada para 2 y un postre para compartir además de 4 bollos de pan por corona no es ni una cuenta decente, vamos, que cualquier adolescente se zampa esto en el primer asalto y no te voy a contar la guerra que daban “sus majestades” y un sábado por la noche encima. A mi me han llegado a rodear y rumiar una amenaza, diciendo que si les cobraba todo, me ponían a parir en las redes sociales de turno, extorsión pura… abrase visto, Par favar!

Elementus falsus excusus

No lo voy a negar, este espécimen a veces da mucha risa, sí, a ti también te ha tocado alguno de estos, son esos que les da vergüenza admitir que no les gusta cierto alimento y se inventa la excusa de que es alérgicos a ciertos ingredientes, por ejemplo, en alguna oportunidad me crucé con uno que me dijo que era intolerante a la cebolla, a ver, si un cliente bajo prescripción facultativa tiene que evitar ciertos alimentos que lo diga y se acata sin chistar, faltaría más, pero tú sabes a que me refiero, a esos engreidillos entrados en años, a esos hijitos de mamá que los engreían dándoles todo lo que querían, esos mentirosillos que inventas sus alergias para no reconocer la vergüenza de que a sus edad siguen sin soportar la textura del huevo, el sabor de los ajos, los agradables recuerdos que dejan las cebollas o cualquier otra cosa, lo cierto es que esta especie aún no sabe que si no tiene la madurez de comportarse como adulto en un lugar público, este no debe salir de casa y debe llamar a su madre para que le haga todo tipo de caprichos ridículos o saber pedir otra cosa, ojo, con esto no quiero decir que si el cliente pide evitar algún ingrediente se hace, porque para eso estamos, para satisfacer en la medida de lo posible al cliente, pero cuando lo hace de cara, con la madurez suficiente de aceptar sus rareza (que todos las tenemos dicho sea de paso) y no tomando por tonto al hostelero, sabes a lo que me refiero.

Si como hostelero has sabido reconocer alguna de estas razas de tipos de clientes, tranquilo, solo tienes que saber que no estás solo, somos muchos los que hemos sufrido los ataques de estas fieras, ahora bien, si eres cliente y te sentiste identificado con algún personaje mencionado en este post, tranquilízate, un análisis introspectivo y pensar en no hacer al prójimo lo que no te gustaría que te hagan será suficiente, santo remedio!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Verificación AntiSpam *